Vuelta a la rutina
Tras estos días de fiesta y en muchos casos desfase de horarios, volvemos nuevamente a la rutina tan deseada por algunos y no tanto por otros.
Para algunas personas, volver a la rutina significa atarse a esos horarios y quehaceres que en muchos casos les hacen sentirse esclavizados y sin la libertad que desearían para hacer otras cosas. Es como si de repente no tuvieran esa libertad de la que gozan cuando están de vacaciones para hacer las cosas que quieren, cuando quieren y como quieren. Realmente existen personas que no les gusta atarse a la rutina, por lo que el simple hecho de pensar en ello les agobia.
En el otro extremo están las personas a las que les gusta la rutina ordenada. De alguna manera sienten que tienen las cosas controladas, con unos horarios establecidos para cada quehacer diario, lo tienen todo planificado y siguen esos horarios preestablecidos a rajatabla. Te hablo de las personas que si no hacen las cosas siguiendo un orden y de la manera que pensaban, se sienten mal, frustradas por no haber podido hacer todo lo planificado… y eso al final también les agobia debido a esta inflexibilidad.
Por esto, nosotras creemos que en este caso el camino del medio es el que menos agobio nos generaría. Recuerdo que mi madre me decía de pequeña: “hija mía, tú vete siempre por el medio, porque así será más difícil que te caigas por los lados”. Y ahora que lo pienso, de alguna manera tenía razón, porque en ambos casos descritos antes, esas personas terminan sintiendo lo mismo: agobio.
Si miramos el significado de la palabra rutina según la RAE, leemos lo siguiente: “Costumbre o hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y de manera más o menos automática.” Como se puede apreciar en esta definición, se trata de un modo automático de actuar, por lo que al parecer la flexibilidad no tiene cabida.
En YsiYo Me Reto, algo que repetimos muchas veces es el concepto de que hagas las cosas de manera diferente, que te cuestiones las cosas. Así que, esta vez te proponemos que seas un poco flexible con la rutina y la adaptes a tus necesidades y objetivos. Es cierto que la rutina viene muy bien para establecer unos hábitos saludables; por ejemplo, el mantener unos horarios de descanso, de trabajo, de estudio, de comidas… También podría ser bueno para establecer ese plan de pequeñas acciones que tienes que hacer a diario para llegar a conseguir un objetivo concreto. Por ejemplo, si tu objetivo es aprender sobre algo que te interesa, podrías establecer una rutina diaria de leer sobre ese tema durante 10 minutos antes de acostarte, o aprovechar el tiempo de viaje en el coche, metro, tren o autobús para escuchar audios sobre el tema…
Pero de vez en cuando está bien que dispongas de ese tiempo libre en el que puedas hacer lo que se te ocurra en el momento. Algo que esté fuera de tu rutina diaria. Puede que no sea mucho tiempo, pero si se quiere, de todo se puede sacar petróleo, ¿no crees? El hecho de sentir que tienes libertad en estos momentos seguro que te ayuda a gestionar mejor los posibles agobios. Al fin y al cabo, todo depende de cómo ves las cosas, desde qué perspectiva lo miras. Y si habías pensado en hacer algo y al final no lo has podido hacer, sé flexible contigo mismo, no te lamentes y piensa que lo podrás hacer otro día.
Me gustaría compartir contigo algunas pautas que te pueden ayudar con la rutina desde otro punto de vista diferente:
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Coge una hoja blanca y escribe los objetivos que te gustaría cumplir en un tiempo determinado. Asegúrate de que sean de tu agrado.
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Hazte con una agenda en la que puedas apuntar todos tus quehaceres de la semana: trabajo, estudios, cuidado de niños o familiares, labores de casa… y después busca pequeños huecos libres y déjalos bien visibles.
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Elabora una lista de tareas que vas a tener que hacer para llegar a alcanzar esos objetivos que te has propuesto. Clasifícalos por prioridades y si quieres utiliza colores para ello.
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Agenda las tareas en los huecos libres que has marcado en tu agenda, empezando por las prioritarias
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Ahora que tienes una rutina planificada, llévalas a cabo pero:
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No te machaques ni te juzgues si algún día no llegas a cumplir con todo lo planificado. Por algo habrá sido. Todo tiene un porqué en nuestras vidas, aunque de primeras no las entendamos.
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Practica la flexibilidad siempre que la necesites, sin que ello signifique que dejes de hacer las cosas que pensabas o habías planeado porque sí.
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De vez en cuando sal de la rutina y haz cosas que no haces de normal. Puede ser algo muy enriquecedor para ti.
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Recuerda que los planes que se hacen son para llevarlos a cabo, pero algunas veces puede haber una variación en los tiempos estimados, puedes tener circunstancias que no te dejen ese tiempo libre para hacer las tareas que querías… En esos casos recuerda que siempre puedes adaptar y modificar los planes haciendo uso de esa flexibilidad. La clave es seguir enfocado en tus objetivos, sean cuales sean las trabas que te puedas encontrar en el camino.
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En definitiva, volver a la rutina siempre nos ayuda a enfocarnos en nuestros objetivos y si como te he dicho antes, te aseguras de que éstos sean de tu agrado… ¿qué problema hay con la rutina?
Si quieres, puedes comentarnos lo que significa para ti volver a la rutina y cómo lo llevas. Compartir nuestros puntos de vista también puede ser algo enriquecedor y nos puede servir de aprendizaje a todos. Así que… compartamos...