Vivir el presente
En las últimas décadas, en esta sociedad, parece que la gente ha dejado de vivir el presente para vivir en el futuro, sin quitar la vista del pasado. Siempre estamos pensando a dónde queremos llegar, qué es lo que queremos hacer… Por ejemplo, cuando estamos trabajando, estamos pensando en las vacaciones, a dónde ir, qué queremos hacer… pero cuando llegamos a las vacaciones, curiosamente muchas veces pensamos en todas las cosas que hemos dejado sin terminar...
En estos años en los que nosotras decidimos primero hacer un gran cambio en nuestras vidas y después hemos ido aprendiendo más y más sobre ejercicio físico, alimentación, desarrollo personal y organización del tiempo, nos hemos dado cuenta de algo que la verdad nos parece alucinante. Lo que hemos descubierto tiene que ver con nuestro desarrollo personal, con cómo vemos las cosas y cómo las vivimos. Resulta que la mayoría de las personas no sabemos vivir en el presente. ¿No te parece curioso esto?
Por ejemplo, hoy desde que te has levantado, ¿cuánto tiempo crees que has vivido solo centrado en el presente, sin tener ningún pensamiento del pasado o del futuro?
La mayoría de las personas viven pensando en lo que les pasó en el pasado, con miedo a que les vuelva a pasar lo mismo, a que no sean capaces de llevar a cabo algo que les gustaría hacer porque ya lo intentaron en su día y les salió todo mal y las consecuencias no fueron buenas… Todos tenemos este tipo de historietas en nuestra vida y la mente continuamente nos lleva al pasado, de alguna manera para mantenernos quietos sin hacer nada y meternos miedo. Este tipo de pensamientos que nos llevan al pasado hacen que nos deprimamos y nos paralicemos.
Por otro lado, si nos centramos en el mañana, en lo que tengo que hacer, tengo que solucionar, las cosas que quiero hacer como por ejemplo las vacaciones o planes de obra en casa, los cambios que se prevén en el trabajo… si lo analizamos veremos que este tipo de pensamientos nos llevan a una continua preocupación. Es como si nuestra mente estuviera viviendo algo que aún no ha pasado pero cree que va a pasar y desde ese punto empieza a inventarse el guion de la película que vamos a vivir mañana. Esta forma de actuar crea ansiedad, porque nos pone en alerta sobre algo que creemos que puede pasar pero en el fondo, no sabemos qué es lo que pasará. Así que como solemos decir muchas veces, preocuparse es igual a ocuparse antes de tiempo. Y seamos sinceros, ¿cómo podemos ocuparnos de algo antes de tiempo?
Todo esto nos lleva a no vivir en el presente y eso hace que no disfrutemos de lo que estamos haciendo en el momento. Un antiguo proverbio zen afirma: “Cuando camines, camina. Cuando comas, come.” Parece muy simple pero en realidad nos cuesta hacerlo así. A lo largo del día realizamos miles de cosas por inercia, sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo y seguramente planeando algo del futuro o mirando algo del pasado. En definitiva llenos de miedos.
Mientras estaba preparando este post, he encontrado una interesante entrevista que le hicieron hace poco a Javier Iriarte, autor del exitoso libro de autoayuda “Donde tus sueños te lleven: tu pasado no determina tu futuro”, por haber publicado recientemente su cuarto libro: “La vida te está esperando”.
El titular dice así: “Vivimos como inmortales y desperdiciamos el tiempo, es el momento de vivir el presente”. En la entrevista dice cosas como estas:
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“Vivimos muchas veces de cara al futuro, eso es debido a la educación que nos han dado nuestros padres que nos han enseñado a ganarnos la vida pero no a vivirla”.
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“Somos tan brutos que no reaccionamos hasta que la vida nos sacude”.
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“Mientras más seguridad necesite una persona, mucho más va a sufrir porque se está deseando llegar a ese lugar donde la mente se sienta realmente segura, eso provoca que no se pueda disfrutar verdaderamente del presente”.
La verdad, creo que dice grandes verdades y expone algunas interesantes reflexiones. Puedes leer aquí toda la entrevista si te ha interesado.
Por lo tanto, queda un poco más claro que nos cuesta vivir el presente. Por eso te queremos compartir unas pautas para que puedas vivir más el presente. Me voy a dirigir a ti, pero con total respeto y dejando claro que esto nos pasa a todos y todos deberíamos de seguir estos pasos. Aclarado esto, ahí van las pautas:
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Acepta todo lo que llega a tu vida. No realices ni valoraciones ni juicios sobre lo que sucede. Tienes que aceptar las experiencias tal y como llegan, aunque no te gusten, sin poner una etiqueta positiva o negativa. No hay que olvidar que la mayoría de las situaciones no son ni positivas ni negativas; son tus expectativas, experiencias y percepciones las que inclinan la balanza a un lado o a otro.
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Reflexiona y luego actúa. Después de haber experimentado la parte emocional de la experiencia o circunstancia vivida, es fundamental que te centres en la interpretación que haces de los hechos ocurridos. Detente un momento a pensar lo que has sentido, porque si tienes que cambiar algo es necesario saber el qué. Por lo tanto, antes de dar el siguiente paso conecta con tus necesidades y objetivos en la vida, ser impulsivo en estos casos no suele ser siempre la mejor opción.
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Renuncia al control. Si intentas controlar todo lo que sucede a tu alrededor, eso se transforma en una fuente constante de tensión y estrés. Por ello, asume que existen situaciones que se escapan a tu control. Deja que fluyan, así adoptarás una postura más relajada para estar abierto a nuevas oportunidades. Como dicen los grandes sabios, el control no existe aunque creamos que sí.
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Saborea cada instante. Muchas veces comparamos las sensaciones que estamos viviendo con lo que hemos experimentado antes o las expectativas que nos habíamos creado. Eso hace que se nos escape la oportunidad de disfrutar del momento y vivirlo como si fuera el primero y el último.
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Deshazte de las ideas preconcebidas. El prejuicio es una de las principales barreras que nos impide disfrutar del presente. Eso te hace ir mentalmente a situaciones en las que asumes patrones de respuesta preconcebidos y no te dejan espacio para la espontaneidad. Por ello, es necesario que estés abierto a vivir nuevas experiencias.
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Carpe Diem es una expresión latina que significa “aprovecha el momento”. Nos recuerda lo efímera que es la vida y la necesidad de aprovechar cada día, cada momento, vivir el presente y darle vida a nuestros días.
Esperamos que estas pautas te ayuden y mejoren tu vida.
Como dijo Dalai lama, “Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir”.
¿Y si nos tomamos en serio esto de vivir el presente? Te invitamos a que empieces a poner en práctica estas pautas y así empezar con tu gran cambio.
Hoy te queremos compartir este vídeo tan bonito y significativo.