La Navidad y la felicidad
En estos días he leído muchísimo sobre el concepto de la felicidad en torno a la Navidad. Parece que es una época en la que estamos felices, tenemos diferentes reencuentros con la familia, amigos… Como dice el anuncio: “Vuelve, a casa vuelve, por Navidad...” en un contexto de alegría y felicidad. Además, estas fechas son muy propicias a comprometerse para casarse por ejemplo, o para hacer un pequeño análisis de nuestra vida y hacerse propósitos para el año nuevo. Pero también es una de las épocas que más riñas familiares se producen, más melancolía se tiene por la falta de algún ser querido...
Creo que cuando idealizamos algo o la sociedad nos da a entender que es una época feliz, llena de luces y alegría, nos sentimos mal si estamos tristes. Como se suele decir “No seas Grinch” (Grinch es el personaje verde de un cuento infantil a quien no le gustaba la Navidad, por lo que una posible definición de esta expresión sería la persona a la que no le gusta la navidad y generalmente está de mal humor cuando se acerca la fecha).
Para algunas personas que han perdido a algún ser querido durante el año o cerca de estas fechas, serán unos días muy duros, con momentos tristes, y de no querer celebrar nada. Aunque puede que se sientan felices con la compañía de algún ser querido por ejemplo, la melancolía les invade y les cuesta mucho pasar estos días en los que parece que estamos obligados a estar felices y contentos. Sólo desean que pase cuanto antes.
Para otras personas, puede que la Navidad no tenga un significado especial. Quizás el fin de año sí, porque representa el final y el inicio de un nuevo año con nuevos propósitos. Pero eso de reunirse con la familia y demás para comer y beber no les interesa demasiado. Porque seamos sinceros, en muchos casos tenemos la posibilidad durante el año de juntarnos con la familia. Y comer, comemos todos los días. Así que realmente tampoco es tan necesario hacer semejantes banquetes. Pero estamos hablando de tradiciones que en nuestra sociedad, hoy por hoy, tienen mucho peso, por lo que si no entras de alguna manera en esta onda, eres el raro.
Para otros, la Navidad será especial porque han sido padres o tienen hijos pequeños. Y la verdad que cuando uno tiene niños pequeños, el mero acto de montar el árbol, poner las luces, los adornos y esa ilusión con la que viven la llegada de los reyes o cualquier otro personaje mitológico de su cultura, hace que un sentimiento de felicidad aflore dentro de nosotros. Aunque sea viendo la cara de ilusión y felicidad de los niños y niñas. Para ellos son momentos que se quedan en la memoria.
Por otro lado están los jóvenes. Para la mayoría de éstos, las navidades son una fiesta total. Por un lado tienen vacaciones en la escuela, instituto o universidad y eso ya es importante. Pero además, existen otras fiestas que las viven con ganas, como el cotillón de fin de año, las cenas para el reparto de regalos en plan “amigo invisible”, y algunas otras fiestas más que se organizan con la excusa de las navidades. En definitiva, para los jóvenes estas fechas también son importantes para esa vida social de las noches de fiesta entre otras cosas.
Con estos ejemplos lo que quiero decir es que cada uno tenemos una forma diferente de ver y vivir las navidades y que ninguna es la buena. Todas están bien. No te tienen por qué gustar porque a los demás les guste o esté bien visto. Cada uno sabe cuál es el momento que está viviendo y el significado que le quiere dar a estas fiestas de Navidad. Disfrútalas con la familia y amigos si te apetece. Y si no te gustan, antes de caer en ese sentimiento de Grinch, cayendo en la tristeza, apatía y mal humor, te animamos a que las disfrutes a tu manera; bien sea saliendo unos días de vacaciones o aprovechando para hacer esas cosas que te gustan pero no tienes tiempo en el día a día. Otra opción sería estar a solas, sin acudir a esas reuniones familiares que puede que no sean de tu agrado. Ésta también es una muy buena opción aunque haya gente de tu entorno que no lo entienda.
Sea cual sea tu situación, desde YsiYo... te invitamos a que pienses en lo que es mejor para ti y no en lo que debas hacer porque así tiene que ser o así está establecido. Ser coherente con uno mismo no tiene nada que ver con ser egoísta. Ésta es una de las grandes trampas que tenemos en esta sociedad. Así que, en vez de prestar tanta atención al exterior, esta vez... ¿por qué no miras a tu deseo real y haces lo que de verdad sientes? Sería genial poder hacerlo y no sentirte juzgado por los demás, ¿verdad?
Por nuestra parte, te deseamos que vivas estas fechas de la mejor manera que puedas o quieras.
Hasta ahora, ¿cómo has vivido la Navidad? ¿Qué significa para ti?
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