La cena, una comida clave para adelgazar

No hay remedios milagrosos que nos hagan perder diez kilos de la noche a la mañana, pero sí métodos efectivos que, a la larga, nos harán perder peso paulatinamente.¿El truco?, cambiar la cena. La última comida del día es clave en este sentido.A los largo de este artículo descubrirás la razón.

¿Por qué la cena es tan importante para adelgazar?

En primer lugar,  ese viejo refrán “desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”, no es casualidad. Primero porque nuestro cuerpo no necesita mucha más energía a esas horas después de cenar. Y segundo, porque mientras estamos durmiendo y, si hemos cenado poco, la energía que nuestro cuerpo consume tirará de reservasacumuladas durante el día.

La cena debe aportar siempre entre un 15 y un 20% de la energía que necesitamos  aunque solemos excedernos en ese punto. Ha de ser ligera y justita en cantidad de calorías, pero es complicado cuando estamos en una cultura, como la española, tan acostumbrada a cenar en demasía. Hay gente cuya comida más fuerte del día es la cena, a veces por motivos de trabajo y tiempo. Al no tener prisa, cuando llegamos a casa nos atiborramos con una gran cantidad de comida, y arrasamos con la nevera.

Los hidratos de carbono en la cena

Mucha gente suele decir que no debemos tomar hidratos de carbono durante la cena.Esta afirmación no es del todo falsa, ya que podremos tomarlos, sin embargo en una medida totalmente inferior a lo que podremos hacerlo durante el desayuno o el almuerzo de mediodía. Durante la cena debemos priorizar los hidratos de carbono que provienen de los vegetales y verduras, y no tomar alimentos que los contengan en gran cantidad como son la pasta, el arroz o el pan.

Además, debemos concentrarnos en no ingerir alimentos con exceso de azúcares, por ejemplo golosinas, pasteles, chocolate tratado, etc. Si necesitamos azúcares, porque a veces nuestro cuerpo nos lo pide, podemos ofrecerle alimentos que contengan azúcares naturales como la fruta o los zumos. Los hay en todos los supermercados, sólo tenemos que buscar la frase “sin azúcares añadidos”.

Debemos tomar alimentos con muchas proteínas y que sean bajos en grasas. Varios ejemplos claros son los siguientes:

Carnes: pechuga de pavo o pollo, carne roja baja en grasa. 

Pescados: salmón, merluza, bacalao, langostinos.

Si miramos bien y detenidamente, no hace falta exigirse y meterse en dietas descabelladas que podemos encontrar por Internet. Podemos seguir desayunando como reyes, comiendo como los herederos al trono y cenar, no tanto como un mendigo, pero si algo más sano que de costumbre. Una cena baja en hidratos, grasas, azúcares y justa en calorías nos hará perder esos kilos.